
Hoy es una de las jornadas más tensas hasta ahora del año político argentino, marcada por una movilización nacional que marca un punto de inflexión en la relación entre el gobierno de Javier Milei y los sectores opositores. La Cámara de Diputados debatirá desde las 13 hs el rechazo a los vetos presidenciales que obligarían al Ejecutivo a reinstaurar leyes aprobadas pero bloqueadas por la Presidencia: la de Financiamiento Universitario y la de Emergencia en Salud Pediátrica.
El reclamo en las calles se hace sentir. Se convoca a la tercera Marcha Federal Universitaria, con concentración a las 15 frente al Congreso y acto central hacia las 18. Estudiantes, docentes y no docentes de universidades nacionales, integrantes del Hospital Garrahan, sindicatos, partidos políticos y organizaciones sociales confluirán bajo consignas como “Nuestro futuro no se veta”. En ciudades como Rosario también se realizarán movilizaciones: está prevista concentración a las 16 en plaza San Martín, seguida del acto en el Monumento a la Bandera.
Los vetos en cuestión son los siguientes: el Presidente vetó una ley que ataba el presupuesto universitario y los salarios docentes a la inflación acumulada, y otra que declaraba emergencia en pediatría —incluyendo recursos para hospitales y formación de profesionales. En respuesta, la sociedad educativa denuncia que el ajuste presupuestario ya está afectando la calidad de la enseñanza, la continuidad de residencias, los salarios y el funcionamiento institucional de las universidades.
Por su parte, desde el gobierno se reconoce preocupación por el posible desenlace en el recinto parlamentario, y por los impactos políticos y económicos inmediatos que pueda generar un revés en la votación. A pesar de minimizar el efecto de la movilización, admiten que la sesión plantea desafíos: conseguir que legisladores indecisos o de provincias afines respalden los vetos o se abstengan podría ser clave. La tensión se multiplica, entonces, como resultado de una combinación entre lo institucional (la disputa legislativa) y lo callejero (las marchas), en un contexto de fuerte deterioro económico, pérdida de poder adquisitivo y ajustes reclamados por distintos sectores que se sienten golpeados.