
Mientras el consumo no muestra señales de recuperación y la recesión se prolonga, el deterioro del mercado laboral en la provincia de Buenos Aires no solo afecta a las pequeñas y medianas empresas, sino que también alcanza a grandes compañías de trayectoria, que recurren a despidos masivos, cesantías por “goteo” y suspensiones con el objetivo de afrontar un escenario económico cada vez más adverso. La construcción y la industria aparecen entre los sectores más castigados.
De acuerdo con los registros oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, entre noviembre de 2023 —un mes antes de la llegada de Javier Milei a la presidencia— y junio de 2025 se perdieron 219.256 empleos registrados bajo cobertura del sistema de riesgos laborales. A la par, el número de empleadores también se redujo: en esos 19 meses desaparecieron 15.302 unidades productivas en todo el país, con fuerte incidencia en el territorio bonaerense.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) da cuenta de que el ajuste se concentró con más intensidad en las empresas de mayor porte. De hecho, el 72% de la caída en el empleo se produjo en compañías con más de 500 trabajadores, que redujeron un 3,54% de su plantilla. Se trata de un dato que confirma que no solo las pymes están en situación crítica, sino que incluso las grandes firmas, con espalda financiera, se vieron forzadas a recortar personal.
El impacto en la provincia de Buenos Aires se siente con especial crudeza en los parques industrialesner su continuidad financiera.
El panorama general es de alarma. La combinación de caída del consumo, reducción de la actividad industrial y menor inversión golpea de lleno al empleo formal. Y mientras se multiplican los reclamos sindicales y vecinales en los parques industriales bonaerenses, la incertidumbre se instala en miles de hogares que ven cómo el horizonte laboral se vuelve cada vez más frágil.