miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº1967

Opinión

Los efectos de la tecnología y la economía del conocimiento sobre el empleo



Los polémicos impactos que trae aparejado en la sociedad y en los mercados del trabajo el avance de la tecnología tiene una larga historia en nuestro país. En los últimos tiempos se intensificó la preocupación sobre las máquinas y las graves consecuencias de las innovaciones tecnológicas en el empleo y las condiciones de trabajo.

Si bien, la experiencia histórica demostró que esos temores resultaron infundados, y que cada oleada de innovaciones ha dado lugar a ganancias eficientes en paralelo con la creación de nuevos ámbitos laborales y puestos de trabajo.

Esta es la discusión que se abre ahora, en la segunda década del siglo XXI.

Primero se debate sobre en qué medida, el avance de la tecnología y las nuevas innovaciones tienen un sesgo en contra de la baja cualificación, es decir, hablan de sustituir con facilidad tareas que requerían un grado bajo de tecnicismo o limitación a la calidad. Sin embargo, vemos el efecto contrario, estos cambios tecnológicos enaltecen y potencian las tareas de mayor cualificación. Por ejemplo, la ingeniería y la construcción.

Los activos ritmos trepidantes de las innovaciones tecnológicas interactúan de muchas maneras con las técnicas de organización dentro de una empresa. No solo facilitan a las personas innovadora y creativas los medios para la adecuada difusión de sus ideas y proyectos, sino que también contribuyen a la jerarquización de las empresas que apuestan en un futuro innovador.

En el marco internacional, la OIT habla de la “naturaleza cambiante de los puestos de trabajo”, ya que el dinamismo del Derecho del trabajo y el avance de las tecnologías hace que, no solo los puestos de trabajo se innoven, sino también, cambien las condiciones de trabajo.

Estos profundos cambios producen relaciones con importantes desafíos. Por ejemplo: la robótica, que planeta nuevas fronteras ilimitadas y la mejor interacción en la actividad humana y las máquinas, mientras que, al mismo tiempo, hay un avance en los ámbitos como la nanotecnología o la impresión 3D que hacen ampliar posibilidades y expectativas con limites inusitados para el mercado del trabajo y el empleo genuino.

No debemos subestimar a la tecnología y tampoco debemos conceptualizar como un fenómeno temporal. La tecnología y la evolución tecnología resurgieron para quedarse.

El mercado y la economía clásica deben girar hacia un nuevo rumbo, una misma ciencia, la economía del conocimiento dejándole al mercado la prioridad y el peso de los meros cambios tecnológicos.

Estamos en presencia de lo que algunos llamamos la “Cuarta Revolución Industrial”, otros “El trabajo del Futuro”, sinónimos innovadores que cambiarán para siempre la manera de ver el mundo laboral y los desafíos de una nueva dinámica social con trabajos de enorme cualificación donde aparecerán novedosas demandas con capacidad de dar trabajo a las generaciones futuras.

Fuente: www.ambito.com

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